miércoles, agosto 22, 2007

DE VUELTA AL CIRCO

Ayer, como casi todos los días, estaba de pie. Miré al suelo y encontré una de mis bolas rojas con las que hacía malabares. La cogí y la lancé al aire para volverla a coger. Fue un acto sencillo y, sin embargo, magistral. Miré al suelo y allí estaban las otra nueve bolas, las cogí y empecé a hacerlas volar... y pim, pam, pum... Vuelvo a sentir que todo está en mis manos, que todo es controlado por mí y que soy capaz de mover cualquier montaña y todos los corazones. Maldita y vanidosa y al borde del abismo, pero feliz como una perdiz.

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