miércoles, abril 15, 2009

reflexión sobre un sueño vulgar

Pensando en el sueño de mi última noche dormida, sueño que ha convivido con mi insomnio transitorio, en el que me dejaba la puerta abierta de una casa alquilada en un pueblo inexistente a lo largo de unas fiestas que no recuerdo conocer, ni ver, en el sueño. Ni en la vigilia. En esta casa con la puerta abierta entraba alguien, violento y tranquilo, a robar algo de la casa que no era mío, un anorak, no me atacaba, solo me empujaba cuando yo intentaba evitar que entrara, pero era más alto y más fuerte, y yo no podía parar su marcha. Se fue, alguien le esperaba en la puerta. Y de repente nada. Alguien entra en tu casa, que tampoco es tu casa, se larga con algo que no es tuyo y se va y ya está, y no pasa nada más. Te ha pasado algo ciertamente violento que no tiene que ver contigo, que no te afecta en lo más mínimo, que no acarrea ni una sola consecuencia. Pero ha sucedido y ha sido como si nada hubiera pasado. Como si nada hubiera pasado. A veces así se siente la vida, como un constante pasar de cosas que pasan como si no hubieran pasado, que no dejan rastro.