martes, mayo 13, 2008

Salto al vacío X: BRUCE FROST

No era el más rubio, pero sí el más encantador de sus hermanos. Las niñitas siempre querían enseñarle algo en alguna esquina del patio. Más tarde las amiguitas y algunos amiguitos de sus hijos le dedicaron alguno de sus sueños adolescentes. No hay mujer que no le mire con la cabeza ladeada, incluida su madre, sus hijas y sus hermanas. Acostumbra a arreglarlo todo. Memoriza cualquier cosa. No siempre tiene razón pero sí tiene los datos precisos. És difícil saber lo que piensa, porque siempre piensa lo contrario. Bruce tiene una mirada fija como una flecha, brillante y humeda como el mar al aterdecer, una mirada que hace pensar que mañana, pasado o cualquier día desaparecerá, huirá de la masa informe y asfixiante que le rodea.

Muchas noches, a las cuatro de la marugada, cuando todos duermen, decide huir. Y entonces, cuando ya tiene hecha la maleta, cuando solo queda cerrar la cremallera y salir por la puerta, cuando solo falta un pequeño salto; Vuelve a sacarlo todo, a guardarlo en sus cajones y estantes. Se mete en la cama, con los ojos abiertos como discos y vacíos como cuevas.